enero 10, 2011

§Original//La adopción, parte 1§

Título: Always 
Capítulo: 2 "La adopción, parte 1"
Fandom: Twilight/Propio
Claim: OC
Resumen: El primer encuentro.
Notas: Esta primera parte es justo lo que cambia de la historia de Keane una y otra vez, así que aquí les va como debió de ser.
Espero algún comentario. J

Capítulo 2. La adopción (Parte 1)

Cuando estuve frente al juez sucedieron muchas cosas en mi mente. Tenía los pensamientos más revueltos del mundo. Quería estar y a la vez no estar ahí.

Todos voltearon a verme, me sentía tan extraño vestido de traje, con zapatos nuevos y un peinado que definitivamente no me quedaba. Pero era lo que yo quería ¿no?
Sentí la mano de Bridget que me apretaba con muchas fuerzas. Bueno, con todas las fuerzas que ella tenía, porque por más que tratara de lastimarme, definitivamente, no iba a poder. Le sonreí tratando de darme confianza a mí mismo, pero era tan difícil. Sabía lo que hacía, ya lo había pensado, meditado, visto los pros y los contras... y siempre me ganaron los pros.

Cerré los ojos a fin de recordar el día que la conocí. Estaba en la escuela esa, el famoso collège français, que siempre se jactaba de tener el mejor nivel académico de todos. Y no era para menos, tenía tantas clases, tantos profesores. Siempre estaba limpia y yo... era un simple ayudante de intendencia.

Acababa de llegar a Avignon, me mandaron ahí de Paris, donde tuve que salir porque el trabajo a menores de edad estaba peor que prohibido. Conocí al viejo Monsieur Pierre, quien estaba comprando un café en el momento en que me encontró llorando porque ya no tenía a donde ir. Muy amablemente Monsieur Pierre ofreció darme ayuda. Yo tenía 14 años y no tenía a donde caer muerto. Literalmente había dormido en bancas, tapado con periódicos que después leía para mejorar el francés que, francamente, no hablaba.

Monsieur Pierre trabajaba en el collège français como intendente, decía que como era un internado, pues ahí mismo le daban casa y comida. Y que seguramente, yo cabría en su pequeña casa. Sinceramente me pasé de confiado, no tenía donde caer muerto, ni dinero para comer, por lo mismo, no pude rechazar su oferta. Tomé mi mochila y en ese mismo momento partimos a Avignon.

La casa de Monsieur Pierre era tan pequeña como me la había imaginado, pero para los ojos de un niño de 14 años que había dormido en la calle, la casa de Monsieur Pierre era un palacio. Me ofreció un catre donde dormir y un pequeñísimo espacio para mí. Sin embargo dijo que no iba a ser gratis. Monsieur Pierre me dio condiciones para poder quedarme: tendría que ayudarle a las labores de la escuela, limpiar, trapear, barrer, y no podía culparlo por querer aprovecharse de alguien como yo, de hecho, Monsieur Pierre ya era un hombre mayor, al que esas labores tan simples, ya le costaban trabajo.

Inventó que era un nieto que iba a ayudarlo, por lo mismo, no estaba trabajando como tal, y podía quedarme ahí el tiempo que quisiera. Empecé el trabajo de una forma muy animada, creo que jamás me había sentido tan útil. Por una parte, yo me ponía a barrer los pasillos, mientras que Monsieur Pierre los salones de clases. Era un buen trato, pensé durante mucho tiempo. Estuve así varios meses, ayudando Monsieur Pierre a quien ya consideraba mi abuelo, teniendo una cama donde dormir y comida todos los días.

Una tarde, mientras barría el piso de la explanada principal, sin querer barrí los pies de una chica. Me disculpé lo más rápido que pude, en teoría, las alumnas del internado, no debían de verme limpiar, pues mi labor debía de ser de incognito para no perturbarlas en sus estudios, quise irme para no romper las reglas, ni meter en problemas a Monsieur Pierre, pero la chica a la que le barrí los pies me detuvo.

- ¿Quién eres?
- El nieto del intendente.
- ¿El nieto?
- Así es... bueno, adiós - y salí corriendo hasta esconderme y ver que ella se marchaba para volver a limpiar.

Monsieur Pierre no supo que había encontrado a una alumna, pero yo me quedé pensando en ella. Era muy bonita, o lo habían sido para mis ojos. Teníamos la misma edad, supuse, sus ojos eran castaños claro, casi miel, su piel era pálida y se cabello castaño claro largo, ondulado. Ya la había visto antes, vivía en el internado y la veía junto a las demás niñas en el día, pero esa niña en especial era la que más me llamaba la atención.

Otra noche volví a barrer en el mismo lugar, de alguna forma esperaba volver a verla y con ello saber por lo menos quien era. Pero ella ya no se apareció. Me entristecí, pero caí en cuenta de la realidad. Yo era "el nieto del intendente" y ella una estudiante de un internado exclusivo. Esa era mi realidad, por lo que decidí dejar de buscarla.

Una noche fui por la cena para Monsieur Pierre y para mí, salí al mercado donde compré pan y queso, cuando sin querer choqué con un vendedor que me tiró la canasta que llevaba. Al recoger mis cosas encontré unos zapatos que ya había visto antes, levanté la vista y me recibió una sonrisa en unos labios rosas.

- Hola - dijo, era ella, la misma chica que había encontrado en la escuela. Enseguida caí en cuenta que ella debía de estar en la escuela, no ahí.
- ¿Qué haces aquí?
- Me escapé ¿tú? - dijo como si nada, como si fuera lo más natural del mundo.
- Vine a comprar - le mostré la canasta - ¿por qué te escapaste?
- Me aburrí de pasar las noches con las conversaciones tontas de mis compañeras - agarró una manzana de un local - paga - me ordenó ante la vista furiosa del tendedero.
- Pero si yo sólo vine por esto, no tengo dinero para pagar más.

Ella puso los ojos en blanco, hizo una mueca y regresó la manzana.

- Ahora me debes una manzana.
- ¿Qué? ¿Yo por qué te debo una manzana?
- Porque no me compraste la que quería.

Mi rostro era de pocos amigos, pero a ella le daba tanta risa, que decidí ignorarla y seguir mi camino.

- Oye, ¿A dónde vas?
- De regreso al colegio, no sé si sepas, pero ahí vivo.
- ¡Ah sí! que eres el nieto del intendente... - me acompañó - y si eres el nieto, ¿por qué no se parecen en nada? A mi eso se me hace muy sospechoso. Como si fuera una mentira. - abrí mis ojos muy sorprendido, no debían de descubrir que no era su nieto.
- Tú no digas nada.
- ¿Nada de qué? - entonces ella cayó en cuenta - ¿No eres de verdad el nieto del intendente? - me di cuenta de que yo mismo había hablado de más y que no podía regresar a la mentira - yo sólo pensé que no se parecían porque estaba más viejo ¡Qué cosas!
- Bueno, pero no digas nada - ella levantó los hombros.
- Igual, no gano nada si le digo a alguien... - caminamos en silencio hasta casi llegar - Oye y por cierto, si tengo que delatar a alguien ¿No debería saber al menos el nombre de la victima?

Nunca me habían llamado víctima, lo que me dio un poco de risa.

- Keane Osman - dije sin más - ¿tú eres...?
- Bridget, Bridget Freire.

1 comentarios:

Janina Flores dijo...

britget!!!!. le pusiste color cafe >D me gustaaaaaa, mujer donde andas que no te vi desde mi crisis que ya pase xDDD jajajaja. ToT.