noviembre 01, 2010

§Drabble//Promesas§

Título: More than Us
Capítulo: 5 "Promesas"
Fandom: Los tres mosqueteros/20 años después
Claim: OC/D’artagnan

Resumen: El trato no siempre es el mismo y algunas personas cambiar para mejorar. 
“Promesas”

Despertó de un sueño, más bien, una pesadilla. Soñó muerte y eso para nadie podía ser bueno.
Se recostó de nuevo agradecido de que fuera sólo un sueño. Giró la vista a la ventana. Era tarde y aun no se reportaba con la Condesa. Eran justo esos momentos en los que más extrañaba a Planchet.

Tenía que arreglarse para verse presentable frente a Cosette.

Y frente a la condesa... también.

*****

La actitud desde el día del barco había cambiado. Aunque no estaba del todo confiado. Sabía que en cualquier momento Cosette podría sacar la cabeza por la ventana y reclamar que se detuvieran para descansar. Además, para mejorar el viaje, el cochero era nativo de Inglaterra, y claro, no hablaba francés. Así que entre todo el aburrimiento del camino, esperaba que la intervención de Cosette le distrajera.

Pero no sucedía nada.

- John... - Cosette asomó al fin la cabeza, pero a diferencia de lo que esperaba D'artagnan, habló sin atropellos y demasiado amable. El carro se detuvo, el cochero bajó y ayudó a bajar a Cosette.

D'artagnan se confundió mucho. ¿Por qué se habían detenido? ¿Por qué no le gritó al cochero y a él sí?

La condesa le pidió una disculpa y le explicó que necesitaba descansar. El teniente sabía muy bien que no podía reclamarle a la Condesa, y no es que quisiera pedirle alguna explicación... pero a aquella chica sí.

John le habló a la Condesa y ella fue a él. D'artagnan aprovechó el momento para buscar a Cosette con la mirada. Se dio cuenta que estaba caminando hacia unos arbustos, volteó topándose con su mirada y le sonrió alargando sólo los labios, pero D'artagnan percibió una petición en su expresión. Volteó y aprovechó el descuido de la condesa y el cochero para ir detrás de la dama de compañía que estaba con los brazos cruzados contemplando la nada.

- Me sorprendió que no exigiera a gritos que nos detuviéramos ésta vez - Cosette brincó del susto, se tocó el pecho cuando vio al teniente - no era mi intensión asustarte.
- Está bien - dijo quitándose el susto - sólo que algunas veces puedo ser más amable de lo que cree. Además, usted no sabe inglés, no tenía ningún caso. No hubiera sido tan divertido como en Francia.

D'artagnan la mal miró y ella sonrió divertida. Suspiró sonriendo y negó con la cabeza.

- ¿Por qué vino así? - preguntó el teniente - ¿que acaso quería perderse?
- No, sólo quería pensar - respondió con un ligero toque de tristeza en su voz.
- ¿Pensar? ¿En qué?
- En cosas, deberes, asuntos que debo hacer...
- ¿Qué podría ser tan complicado como para que lo tenga que pensar así, es sólo una dama de compañía? - preguntó burlándose, a lo que ella ahora lo mal miró ofendida dándole la espalda.
- Son mis asuntos teniente y como usted piensa son insignificantes, cosas de una dama de compañía.

D'artagnan giró la vista, sabía que no había sido correcto lo que había dicho.

- Lo siento Cosette, no era mi intensión ofenderla - ella volteó aun molesta - es verdad, por primera vez no era mi intensión molestarte - Cosette lo analizó con la mirada y levantó los hombros.
- Después de tantas maldades de ambos, parece ser que ninguno se quiere molestar más.

Ambos se quedaron mirando sonriendo. En un silencio que no era incómodo. Era como el sello de paz que necesitaban.

- D'artagnan... ¿le puedo pedir un favor?
- Dígame - Cosette se acercó a D'artagnan levantando la cabeza para mirar sus ojos castaños.
- Quiero platicar con usted de nuevo ¿podríamos repetirlo?

D'artagnan se sorprendió de la clase de favor. Cosette lo seguía mirando de una forma extraña para él. No era una exigencia, no era una orden, sólo era la petición de una chica que por fuera era ruda, pero que por dentro sólo era... una chica.

- ¿Qué dice D'artagnan?
- Claro - los ojos celestes de la chica brillaron junto a su impresionante sonrisa - sólo no me vaya a dejar solo.
- Nunca.

Y sin que ambos se dieran cuenta, estaban tomados de las manos, aferrados uno con el otro, y también, sin que se dieran cuenta, estaban sonrojados.

Escucharon la voz de la Condesa y se soltaron de inmediato. Emprendieron la marcha de regreso al carruaje.

- ¿Es una promesa D'artagnan? - preguntó Cosette sin voltear a verlo.
- Es una promesa Cosette.

Y para D'artagnan lo que sobró de viaje, dejó de ser aburrido para convertirse en la espera de cumplirse la promesa y volver a hablar con ella.

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